EINSTEIN EN URUGUAY, CRÓNICA DE UN VIAJE HISTÓRICO

Diego Moraes realiza un exhaustivo trabajo de investigación que reconstruye el viaje, a América del Sur en 1925, de uno de los personajes más importantes en la historia de la humanidad, y su visita a un Uruguay a la vanguardia de la cultura y el pensamiento.

SOBRE EL LIBRO
En 1925 el famoso físico alemán Albert Einstein realizó una histórica visita al Uruguay. ¿Qué sabemos los uruguayos sobre aquel episodio? Una estatua ubicada en la Plaza de los Treinta y Tres, en el Centro montevideano, recuerda el momento más famoso de aquella visita: el célebre encuentro mantenido entre Einstein y el filósofo Carlos Vaz Ferreira. Sin embargo, es poco más lo que se conoce. ¿Qué vino a hacer Einstein al Uruguay? ¿Quién lo invitó a nuestro país y por qué? ¿Qué personajes prominentes de la sociedad uruguaya conoció durante su estadía? ¿Dónde se alojó? ¿Qué actividades realizó durante la semana que permaneció en suelo uruguayo?¿Qué impresión dejó entre los compatriotas de 1925? E, inversa mente, ¿qué opinión guardó luego de su paso por estas tierras? Estas son solo algunas de las preguntas que este libro aspira a responder.

En un gran trabajo de investigación, Moraes reconstruye el viaje de este brillante personaje y de un Uruguay a la vanguardia de la cultura y el pensamiento.
FRAGMENTOS DE Einstein en Uruguay
“Con el paso del tiempo, Albert Einstein adquirió una reputación legendaria. Sus contemporáneos ya se habían habituado a considerarlo una especie de semidiós viviente, un genio a la altura de Aristóteles, Galileo o Newton. La revista Time lo destacó como «el personaje del siglo XX», y hoy es considerado quizás la mente más brillante de la historia. Sus ideas revolucionaron el sistema de la ciencia, trastocaron la concepción clásica del universo que había reinado durante trescientos años e inauguraron una nueva era para la civilización. Pero la historia lo recuerda también como un sabio humilde, sencillo en sus costumbres, generoso, enamorado de la verdad y la belleza del cosmos, obsesionado con la defensa de la libertad y la soberanía del pensamiento y apasionado por los problemas de su tiempo y el destino de todos los hombres”.

“(…) El Consejo de la Facultad de Ingeniería y Ramas Anexas resolvió comisionar a un profesor de esa institución y erudito de la obra de Einstein, el ingeniero Amadeo Geille Castro, para que concurriera a las conferencias que daría el físico en Buenos Aires, obtuviera copia de ellas y, sobre todo, hiciera «todo el mayor esfuerzo posible para conseguir la venida a Montevideo del maestro de fama mundial». Respecto del momento en que se cursó esta invitación, el propio Geille Castro, en una entrevista concedida al periódico El Día poco después de que Einstein regresara a Europa, reconoció que esta se concretó una vez que el sabio ya se hallaba en el Río de la Plata, más exactamente durante el trayecto a bordo del barco entre Montevideo y Buenos Aires. En esa entrevista, Geille Castro expresó que el trámite resultó fácil porque el ilustre viajero tenía las más altas referencias de nuestro país y se mostró vivamente interesado en visitarlo”.

“Lo cierto es que aquella combinación de fuerzas entre las universidades, los intelectuales, los gobiernos y las asociaciones hebraicas y germanas de Uruguay, Brasil y Argentina dio sus frutos y Albert Einstein aceptó por fin, al cabo de tres años de arduas negociaciones, visitar América del Sur. Era un honor y un motivo de orgullo para los tres países tener el privilegio de ser anfitriones de una personalidad de fama mundial como Einstein. Si bien aquellos eran tiempos de gran efervescencia científica en esta parte del mundo, en que la discusión sobre temas de epistemología y física teórica se encontraba en el centro de la atención académica y llegaban con asiduidad representantes de las corrientes de pensamiento político, filosófico, literario, artístico y científico europeo (José Ortega y Gasset, Julio Rey Pastor, Anatole France y Madame Curie, entre otros), la visita de un sabio de la talla de Einstein fue interpretada como un acontecimiento histórico y fuera de lo común”.

“El 24 de marzo por la mañana el Cap Polonio llegó por fin al puerto de Montevideo, realizando una breve parada en la capital uruguaya antes de continuar esa misma noche hacia Buenos Aires, Argentina, donde tenía previsto arribar la mañana del 25 de marzo de 1925”.

«De los uruguayos y de los argentinos he hablado mucho con gente de Europa. Conozco bastante bien el progreso que en materia científica y literaria han conseguido estos países de América». Y el cronista de La Mañana agregó que Einstein tuvo para Uruguay «frases gentilísimas, dichas en la lengua de Molière, que maneja con gran soltura».

«La ciencia no es de nadie, sino de la humanidad».

«La ciencia no tiene patria».

«El universo es un espíritu y cuando un gran ser solar va a manifestarse, extiende en un área dilatada su pensamiento y es este una forma de huevo cuyos límites alcanzan hasta donde llegarán sus más alejados satélites».

«¡Admirable! Toda la ciudad, su atmósfera brillante, su sol tibio y su cielo clarísimo, tienen el aspecto amable de todas las bienvenidas».

«Estoy acostumbrado a ver que los que pueden entender, entienden muy bien aun lo que es difícil; pero los otros no entienden aunque se vulgarice todo lo que se quiera. Los que mejor me entienden suelen ser los ingenieros. Los médicos comprenden a veces un poquito, no tanto como ellos creen, y los demás suelen no comprender nada».

 

SOBRE EL AUTOR

 

Diego Moraes nació en Salto, Uruguay, 1979. Es licenciado en Letras por la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República. Es escritor, investigador, comunicador y gestor cultural. En coautoría con Guillermo Lockhart escribió varios títulos de la colección de libros del programa «Voces Anónimas» (Teledoce, Uruguay). En 2008 ganó el primer premio en el certamen abierto de ensayos literarios «Pensamiento del Dr. Pedro Figari», organizado por la Gran Logia de la Masonería del Uruguay, con su libro Figari, el masón.

Enseñanzas iniciáticas de su antropología filosófica (reeditado en 2016 por Ediciones B). Es también autor de los libros Bestiario del Salto Oriental (2012), Maestros del esoterismo en el Río de la Plata (2016) -finalista de los Premios Bartolomé Hidalgo 2017 en la categoría «Testimonios, memorias y biografías» – y Antimasonería 1717-2017 (2017).

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